Alérgicos del mundo.

Cuando llega el calor, los chicos se enamoran. O al menos eso decían Sonia y Selena enfundadas en la tela más apretada que he visto en mi vida (competencia directa de las Kardashian).

En definitiva, cuando llega el buen tiempo primaveral (con sus idas y venidas, bajadas y subidas de temperatura) la gente parece que florece, poder empezar a llevar sólo manga corta y no congelarte en el intento hace que la vida sea un poco más bonita y el buen humor asome por cada poro de nuestra piel, esperando que los rayos de sol la calienten después del frío invierno.

Y luego estoy yo, que me cago-en-todo-lo-cagable-de-aquí-a-la-luna-ida-y-vuelta cuando llega esta época.

A mi la primavera no me altera la sangre, a mi me altera la paciencia y los nervios.

¿Por qué?

Porque mi peor enemigo no son personas que simplemente podría ignorar sin más y a otra cosa mariposa, no, mi peor enemigo son las plantas que en esta época exaltan a grito pelao “POLINIZACIÓN EXTREME, MOTHERFUCKER”. 

Y de esas no escapas ni queriendo, el polen se esconde donde menos te lo puedes llegar a imaginar, y siempre acabará dandote el coñazo en el momento más inoportuno (algo así como un ex que sólo vuelve a enviarte mensajes en primavera, por eso de que la sangre altera).

Los alérgicos me entenderán, espero.

Te sientes como las víctimas de las películas Saw, siendo en este caso las gramíneas o cualquier flor aleatoria el ser malvado que te rapta y te obliga a soportar los estornudos, los picores, las congestiones... Mientras te dicen con una sonrisa malvada “empieza el juego” al inicio de cada primavera.

Las típicas amenazas de las gramíneas, ya sabéis.

Y tú, que poco puedes hacer contra este prodigio de la naturaleza en el que las plantas intentan mantener su especie viva a base de tirar el polen a los cuatro vientos, soportas esta etapa como buenamente puedes y, sobre todo, drogado a base de bien por los antihistamínicos, que te dejan todo el día como un zombi que moquea y MUCHO.

Señores y señoras de las farmacéuticas, para cuando un antihistamínico que te dé un poco de ganas de vivir, O QUE AL MENOS NO TE LAS QUITE, por favor. Bastante tenemos con estar todo el día con el moquillo como pavos y con un careto tal que parecemos figurantes de The Walking Dead sin necesitar pasar por maquillaje.

Quedada entre alérgicos para bailar Thriller, porfis.

Si nos ponemos a visualizar la situación de una manera un poco más absurda científica, básicamente resumiríamos la primavera como la estación del año donde las plantas tienen sexo entre sí mientras tú te comes los mocos (literalmente).

Tú en medio de la orgía vegetal.

Ahora en serio, la alergia se define como una reacción exagerada del cuerpo hacia una molécula o partícula que en realidad no es dañina per sé, por eso mismo también se la conoce como “hipersensibilidad”. 
Eres hipersensible que te cagas aunque vayas de duro, lo siento.

Vamos, que llevamos el drama hasta el infinito y más allá. Achús.

Resistencia y paciencia, colegas de alergias. Y mascarillas para tapar la cara, pañuelos, pastillas, colirios, spray nasal y más pañuelos.


Si te sientes identificado/a, ya tú sabeh: